sábado, 3 de marzo de 2012

Pasado 3º: Jardín


Hacía frío en el jardín, aunque a Clara parecía no importarle.
Se movía de un lado a otro, correteaba, miraba hacia todos lados y luego volvía a mi lado.
Parecía una niña pequeña que lo descubre todo por primera vez.
-Es la primera vez que lo veo todo tan… cerca- Susurró, leyéndome el pensamiento.
- ¿En serio?- Asintió –Es que…Me cuesta creer que no salieses de una habitación en dieciocho años. Es tan…-
-¿Deprimente?-
-No, deprimente no es la palabra que yo buscaba. Yo estaba pensando más bien en triste-
Ella sonrió, mostrándome por primera vez una sonrisa dulce y triste a la vez.
-Sí, la verdad es que es muy triste…-
Se hizo un silencio espeso y pesado, tan triste como la sonrisa de Clara. Intenté cambiar de tema.
-Bueno, ya no te tienes que preocupar de eso ¿No? Ahora eres libre-
Ella agachó la cabeza y susurró:
-Ya, hasta que me case y pasaré de ser propiedad de mi padre a serla de mi marido-
Me quedé mirando a aquella reina, a la que parecía, acababan de quitar su reino. Me acerqué a ella y le abracé. No podría explicar porqué le abracé, quizás fue mi formidable percepción intuitiva del sexo femenino, o quizás fue, simplemente, porque una vocecita en mi cabeza me gritaba desesperadamente que le abrazase.
El cuerpo de Clara encajaba perfectamente con el mío, como si los dos hubiésemos formado parte alguna vez del mismo molde. Al principio, el cuerpo de Clara se tensó, pero luego se relajó y me respondió, abrazándome a su vez. Su pelo olía a flores, y me dio la sensación de estar borracho. Sentía un calor en el estómago y una extraña felicidad, como la que produce un buen vino cuando se te sube a la cabeza.
-Gracias- Susurró a mi oído.

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