jueves, 28 de julio de 2011

The old Mansion


Gabrielle me había defendido ante Jake. Se había puesto de mi lado y en contra de su mejor amigo.
Una sensación de felicidad invadía mi pecho mientras Élias me curaba las heridas externas, porque mis heridas internas habían desaparecido, camufladas por Gabrielle.
Lo único de lo que me arrepentía era de no haberla podido besar antes de que llegara Avril. "Bueno" pensé mientras Élias me regañaba (no le estaba haciendo ni puñetero caso)"La próxima vez será". Porque yo había leído en la mirada de Gabe la promesa de nuevos momentos juntos.
Cuando dejé la enfermería, y me hube asegurado de que Élias volvía a su despacho, me dirigí hacia el cuarto de Gabe. Quería desearle buenas noches. Aunque estuviera dormida, le besaría en los párpados y la contemplaría toda la noche. Observaría su estómago moverse levemente al respirar, como sonríe en sueños y estaría allí para alejar sus pesadillas...
Huele a quemado.
Cuanto más me acercaba al cuarto de Gabe, el olor se iba haciendo más intenso. Corrí hacia la puerta y lo que me encontré me dejó sin aliento;
La estantería donde Gabrielle guardaba sus libros estaba completamente calcinada, su cama estaba revuelta y parecía que había habido un pequeño forcejeo dentro de la habitación, además, había un reguero de sangre que comenzaba en la cama y acababa en la ventana. De Gabrielle, ni rastro.
- Maldito seas...-
Corrí directo hacia la "alarma" que había en el pasillo, y cinco minutos después, Alex, Jake, Avril y Élias aparecieron atropelladamente por la puerta de la cocina.
- ¡Angelo!- Protestó Avril - ¡¿Que demonios...?!- Pero su voz se cortó cuando vio como me temblaban las manos de rabia.
- ¿Angelo? - Repitió , esta vez con un tono más dulce, casi asustado.
Alex frunció el entrecejo y miró a Jake (que miraba por la ventana fingiendo mi inexistencia) y Élias me miró con expresión grabe.
- Han...Alguien ha...- Tuve que esforzarme por que las palabras salieran de mi boca - Gabrielle ha sido secuestrada...-
Tras un momento de confusión, Alex aguantó a Avril (que parecía estar a punto de desmayarse) y le obligó a sentarse en una silla. Jake se sentó también y escondió la cara entre las manos.
- Explícate mejor Angelo - Pidió Élias, conservando la calma.
- Bueno yo...Iba de camino a mi cuarto y...Bueno, se me ocurrió que podría "pasar" a visitar a Gabrielle - Jake levantó la cara y me dirigió una mirada llena de odio (probablemente había adivinado mis intenciones ocultas) - Entonces, me di cuenta de que olía a quemado - (caras de horror entre los oyentes) - Cuando llegué al cuarto de Gabe, la estantería estaba completamente quemada y parecía que había habido un forcejeo en el cuarto- Élias puso cara de estar muy interesado - La ventana estaba abierta de par en par, y...- Me atraganté cuando llegué a este punto - Había un reguero de sangre, desde la cama hasta la ventana...-
Avril ahogó un grito y Alex (que parecía horrorizado) intentó consolarla. Jake no apartó las manos de la cara, pero me dió la sensación de que estaba sollozando. Élias (tan tranquilo como siempre) se tocó la barbilla (como hace siempre que está analizando una situación) y preguntó:
- ¿Eso es todo? -
- No, había una notita en la cama de Gabrielle...- Dije, alcanzándosela a Élias - Parece un trozo de libro -
Élias se puso las gafas y analizó el papelito.
- "So they went to the old mansion" - Leyó en voz alta.
- Es un fragmento de un libro que tenía Gabe, el retrato de Dorian Grey - Dijo Jake dando un respigo. Levantó la cara (bañada en lágrimas) - Está claro que es una pista-
- Pero no puede ser una pista de Gabrielle - Reflexionó Alex en voz alta - Porque (según lo que parece) fue atacada. No creo que le diera tiempo a arrancar el trozo de página -
- Entonces - Interrumpió Élias - Tiene que ser una pista del agresor -
- Vamos, Élias, los agresores no secuestran a jovencitas inofensivas y luego van dejando pistas sobre donde la tienen - Dijo Jake, con un deje de ironía en la voz.
- A menos - Interrumpí yo - Que fuese una trampa en vez de una pista -
Alex asintió - Estoy de acuerdo con Angelo -
- Jack necesita a todos los hijos de los arcángeles para realizar el ritual, y esta es una bonita manera para atraerlos - Dijo Élias.
Todos lo miramos.
- ¿Que insinúas, Élias? - Gruñó Jake.
- Digo, que secuestrar a Gabrielle (que todos sabemos que era la más débil de nosotros) y decirnos donde se encuentra, es una buena táctica para que todos acudáis-
Avril levantó la vista y miró a Élias
- ¿Nos estás diciendo que nosotros somos los descendientes de los arcángeles, Élias?-
Para mí no era una novedad, me lo dijo Élias en cuanto llegué al instituto, con la condición de que no dijera a nadie. También me dijo lo de Gabe en cuanto llegó, pero...¿Qué pintaban Jake, Alex y Avril en todo esto?
- Si - Dijo Élias sonriendo como si nada - Angelo es el descendiente de Miguel, Alex y Avril, son los descendientes de Rafael, Gabrielle es la descendiente del arcángel Gabriél...-
- ¿Y el descendiente de Lucibelle? - Preguntó jake, poniéndose pálido.
- Tranquilo Jake, no se trata de ti - Hizo una pausa (que parecía ensayada) -El descendiente de Lucibelle...Es el mismísimo Jack -

jueves, 14 de julio de 2011

Los ojos de Azazel


Cuando llevaba media hora colgada del árbol, con los dedos ya entumecidos de aferrarme a la rama, alguien entró en la habitación de mi "presa". Me escondí aún más entre las ramas del árbol y observé al desconocido con curiosidad.
Era alto y musculoso, su cabello, desaliñado, era rubio oscuro, del mismo color que sus ojos. Miró hacia ambos lados y se sentó en la cama. Cogió algo de la mesilla de noche (un libro, creo) y se puso a ojearlo.
Diez minutos más tarde, Gabrielle salió del baño y emitió un chillido agudo. Ambos empezaron a reñir, aunque la única que parecía enfadada era ella, porque Angelo no paraba de sonreír de forma burlona.
Gabrielle le arrancó el libro de las manos y se dirigió hacia la estantería para dejarlo. No se dio cuenta de que el chico se acercaba a ella por detrás.
La acorraló contra la pared. "Ummmm, parece que son pareja..." pensé "Perfecto, un problema más. Si realmente son novios, puede que el chico no salga nunca del cuarto".
Volví a mirar al escuchar una voz femenina procedente de la puerta. Era una chica rubia y bajita. Tenía la cara de una muñeca, una muñeca enfadada, porque parecía que la escena que estaba contemplando no le hacía ni puñetera gracia.
Estuvieron riñendo con el chico en voz tan alta, que, alarmados por los gritos, entraron en la habitación otros dos chicos. Reconocí al primero, que era moreno y alto. Jake Moonlight, el adorado vecinito de Gabrielle.
Se puso pálido cuando vio a su Gabe en brazos de otro hombre. No pude evitar sonreír. Hace tiempo que fuimos novios (aunque realmente, yo solo salí con él porque era muy cercano a Gabrielle, y con la excusa de ser "novia de su mejor amigo" podía controlarla mejor) pero, para mi sorpresa, fue ese maldito desgraciado el que cortó conmigo (A mi nunca me dejan Yo les dejo a ellos.Y les dejo destrozados). "No es por ti, Azazel, soy yo. Verás...Estoy enamorado de otra...". No pude evitar volver a sonreír ¿Y ahora que harás, Jake? ¿Que harás ahora que sabes que tu princesa ama a otro hombre?
Me tumbé a lo largo de la rama, divirtiéndome con el espectáculo. Ver a Jake tan cabreado era sumamente entretenido.
De repente, entró en la sala un mago alto, con pinta de viejo. "Ese debe ser Élias". Papá me había advertido sobre él. Decía que era un tipo peligroso, pero con el pijama y las zapatillas puestos, no parecía para nada una amenaza. Esperé pacientemente a que todos abandonaran la sala de uno en uno. Cuando ya no quedó nadie, Gabrielle se tumbó en la cama, abatida.
Había llegado el momento.
Gateé hacia la ventana y la abrí sigilosamente. Entré en la habitación y la observé de cerca por primera vez. Estaba pobremente amueblada: la cama, un armario y una estantería (que estaba llena de libros). Examiné los títulos con interés. La mayoría eran estúpidas historias para adolescentes, que hablaban de amores imposibles y noñerías de ese tipo. Sólo se salvaba "El retrato de Dorian Grey", de Oscar Wilde. Un genio de la literatura, sin duda. Lo cogí y miré fijamente en dirección a la estantería llena de libros. Casi al instante, una gran llama prendió todos aquellos libros repugnantes.
- ¿Qui-quién eres tu? -
Me volví. Gabrielle estaba sentada sobre su cama, sus ojos (muy abiertos) observaban el montón de cenizas que antes habían sido sus libros. Luego me miró a mi, esperando mi respuesta.
- No quieras saberlo - Susurré.
Observó mis ojos, que eran los suyos, y se dispuso a gritar.
No le dio tiempo. Mi mano fue más rápida.
Le golpeé con el libro en la cabeza y la dejé inconsciente. Luego, busqué en el libro y arranqué un trozo de página. La deje encima de la cama e invoqué a las sombras para que cargaran con Gabrielle.
Dentro de poco, Jake iba a sufrir...Mucho. Me relamí con solo pensarlo.
A mi nadie me deja. Nadie.

domingo, 10 de julio de 2011

Malentendido


Angelo estaba sentado en MI cama, ojeando Mi libro y cotilleando MI mesilla de noche.
- ¡Tú! - Exclamé furiosa. ÉL se percató de mi presencia y me dirigió una de sus sonrisitas "adorables". Pero yo no estaba de humor, no aquel día, no en aquellas circustancias - ¿¡Puede saberse qué demonios haces tu en mi habitación a estas horas?! -
- "Time will still beauty from me" - Dijo, cambiando de tema descaradamente y recitándome unos versos del libro - "El tiempo me arrebatará la belleza", podríamos traducirlo así. El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde...¿Te gusta leer en inglés princesa? -
- Era para un examen de inglés - Protesté, arrebatándole el libro de las manos. Por supuesto, le acababa de mentir. Aquel libro había sido de mi madre, que trabajaba como profesora de inglés en un instituto. Siempre le había fascinado Oscar Wilde, y había decidido leerse uno de sus libros en inglés, como le había gustado tanto, me lo regaló a mi cuando cumplí los quince. Desde entonces, no me separaba ni un momento de él.
- No has contestado a mi pregunta - Le dije, mientras colocaba el libro en la estantería que había junto a mi cama - ¿Qué estás haciendo aquí, Angelo? -
Me volví y me lo encontré a un palmo de mi cara. Sofoqué un chillido y retrocedí, con tan mala suerte, que tropecé con la pared. Estaba acorralada.
Angelo me rió y se acercó, hasta quedar muy cerca mío.
- Antes te dije que volvería, princesa - Dijo, apartándome un mechón de pelo de la cara (Que en esos momentos, debía de estar roja como un pimiento morrón) - Venía para disculparme - Su semblante se volvió serio.
- ¿Di-di-disculparte po-porqué? - Conseguí articular a duras penas.
- Por lo de tu padre. Por "acosarte en la fiesta"...- Se acercó a mi oído - Por todo...-
Aquello fue más de lo que yo podía aguantar, probablemente, en esos momentos, había pasado del rojo al morado. O algo por el estilo.
Intenté apartarme un poco, pero mis flacuchos brazos no tenían nada que hacer contra los musculosos brazos de Angelo. Intenté relajarme y respirar hondo.
- Perdonado - Dije, procurando esbozar una sonrisa - Ahora ¿Podrías soltarme, por favor? -
Me dirigió una de esas miradas que valían más de mil palabras. No iba a soltarme.
- ¿Soltarte? - Dijo en tono fanfarrón - Justo ahora que la cosa se ponía interesante...-
Súbitamente, me mordió la oreja. Me pilló por sorpresa y yo (que no había tenido novio en mi vida y que me azoraba cada vez que algún chico se ponía demasiado amable conmigo) no tenía ni idea de lo que hacer o donde meterme. No sabía si irme, quedarme, darle una bofetada...En lugar de eso, me quedé inmóvil como una estatua, incapaz de reaccionar.
Angelo debió de tomarse aquello como una buena señal, porque se acercó lentamente a mi. Sus labios rozaron los míos.
"Oh Dios, me va a besar, me va a..."
Cerré los ojos con fuerza.
Y de repente, entró Avril.
- Gabrielle, se me olvidó decirte...-
Anngelo se incorporó y fulminó con la mirada a Avril , que se había quedado petrificada en el umbral de la puerta. Y en medio de todo esto, yo que me sentía bastante avergonzada sin saber porqué, me despegué de Angelo rápidamente, sin apenas esfuerzo.
- Vaya, vaya - Musitó Avril - ¿He interrumpido algo? - Preguntó, con una sonrisa pícara.
- Si - Protestó Angelo, elevando la voz y visiblemente enfadado.
- ¿Otra vez Angelo? ¿Otra chica más? - Avril parecía muy disgustada - ¿A cuántas más piensas herir antes de sentirte satisfecho? ¿Es que no tienes cerebro? No ves que a Gabrielle la necesitamos...-
Estuve a punto de abrir la boca para protestar, pero Angelo se adelantó.
- ¡¿A ti qué demonios te importa?!- Estalló - ¿Vas a estar toda tu puñetera vida controlando con quién salgo solo porqué tu eres una amargada incapaz de salir con nadie durante más de dos semanas seguidas?! -
Aquello le había dolido a Avril, le había dolido mucho.
Alertados por los gritos, aparecieron Alex y Jake.
- ¡¿Qué demonios pasa aquí?!- Protestó Alex entrando en mi habitación.
Tanto él como Jake palidecieron al ver la escena.
- Angelo, como el hayas hecho algo a Gabrielle... - Musitó Jake, y avanzó haciendo ademán de pegarle a Angelo. Alex lo cogió por el hombro y le pidió que se tranquilizase.
- Seguro que ha sido todo un malentendido ¿verdad?- Me preguntó Alex. Agaché la cabeza.
- ¿Qué ha pasado Avril? - Volvió a preguntar Alex en tono conciliador al no obtener respuesta. No estaba el horno para bollos, y aquello podía servirle de excusa a Jake para pegarle una paliza a Angelo.
- Nada - Suspiró Avril - Vine para pedirle a Gabrielle que me devolviese el vestido que le había prestado para el baile...- Su sonrisa se acentuó, tornándose maligna- Y me los encontré besándose -
Primero, jake se quedó quieto. Luego palideció y me miró, como buscando que yo lo desmintiera. Vi en su mirada una súplica.
- Dime que no es verdad - Susurró. No pude decir nada. Simplemente, me eché a llorar desconsoladamente por segunda vez en aquella noche. Había estado a punto de permitir que Angelo me besara cuando Jake se había confesado apenas media hora antes. Lo que había estado a punto de hacer estaba mal, no era justo para Jake que yo...
Alex miró mal a su hermana, que sonrió y se encogió de hombros.
Entonces, Jake pasó del blanco al rojo en menos de un segundo; de la tristeza a la rabia. Arremetió contra Angelo y le pegó un certero puñetazo en el estómago y otro en le labio. Angelo, que no lo vio venir, calló al suelo escupiendo sangre.
- Levántate, Crossfaith, voy a sacudirte hasta que no te quede ni un solo hueso en el cuerpo -
Alex intentó lidiar entre los dos, pero Angelo lo apartó suavemente.
- Tranquilo Alex, perro ladrador, poco mordedor - Se puso en posición, limpiándose el labio con la manga - Este enclenque no podrá conmigo -
Justo cuando Jake arremetió por segunda vez contra Angelo, reaccioné y me coloqué en el medio. Jake estuvo a punto de golpearme.
- Gabe, apártate - Protestó, mirándome con furia.
- No. Apártate tú - Lo encaré - ¿Y qué si le he besado? ¿Y qué si me gusta? Esto es la vida real, Jake. No todo el mundo te va a corresponder ¿sabes? No puedes enfadarte con alguien solo porque me gusta. Eres como un hermano para mí, pero tienes que entender que ya no soy una niña. Ya dejé de necesitar tus cuidados hace mucho tiempo - Me volví hacia Angelo - ¿Estás bien? - Le pregunté en un tono dulce. Él asintió con la cabeza y volvió a toser sangre. Le sujeté y le permití que se apoyase en mí mientras se convulsionaba con horribles toses.
Jake se quedó boquiabierto.
- ¿¡Que es todo este jaleo!? - Protestó Élias, apareciendo en el umbral de la puerta. Miró a Angelo y vio la sangre que le manaba del labio. Luego miró a Jake, que tenía cara de que le hubiesen pegado una bofetada y mantenía los puños cerrados y temblorosos. Por último, me miró a mi, con los ojos llorosos y plantada entre los dos anteriores.
- A ver, todos fuera del cuarto de Gabrielle - Alex y Avril se dirigieron a sus cuartos sin rechistar. Antes de que Jake saliera, Élias le miró por encima del hombro - Luego hablaremos tu y yo. Espérame en la biblioteca - Le susurró - Y tu, Angelo - Dijo, acercándose a Angelo y sujetándole por el hombro - Acompáñame a la enfermería, que te voy a curar eso antes de que se infecte . Buenas noches - Dijo finalmente, refiriéndose a mí.
Angelo me dirigió una mirada de agradecimiento y ambos salieron de la habitación. Pude escuchar un fragmento de su conversación, a medida que se fueron alejando por el pasillo;
- ¿Otra vez Angelo? Dios mío, no tines remedio. ¡Y mírame a la cara cuando te hablo! No están las cosas como para que te pongas a provocar a Jake de esa manera ¿Me estás escuchando? -
Me derrumbé en mi cama. Aquel había sido un día terriblemente largo...
Me dormí pensando en el cosquilleo que había sentido cuando los labios de Angelo habían rozado los míos...
Si hubiese mirado por la ventana en ese momento, me habría dado cuenta de que dos fríos ojos azules hielo me miraban desde la ventana...