Lluvia

Como imagino que ya estaréis hartos de siempre lo mismo, este capítulo está escrito desde el punto de vida de Alexander:
"Angelo dirigió a su adversario una sonrisa triunfal.
Había dejado a James en el suelo, apaleado y dolorido como un perro vagabundo.
Todo mi cuerpo se estremeció. Llevo muchos años contemplando escenas parecidas, pero no consigo acostumbrarme. Se me removió el estómago y, por un momento, sentí pena por James.
Eso fue por un momento, luego recordé que era un sucio demonio y que había secuestrado a Gabrielle. La lástima se transformó en desprecio.
- Angelo, déjalo ya - Oí decir a mi hermana.
Me volví hacia ella, conmovido por su muestra de humanidad.
- Muerto no nos sirve de nada - Se corrigió inmediatamente - Ya lo matarás cuando encontremos a Gabrielle -
Mi hermana odia mostrar sus sentimientos. Sus claros ojos verdes jamás reflejan nada. Ni siquiera yo, que soy su hermano, consigo adivinar lo que se le pasa por esa rubia cabecita en cada momento.
Suspiré.
- Angelo, Vivi tiene razón, muerto no nos sirve -
Mi hermana me dedicó una mirada fulminante, que habría asustado hasta a Superman.
No le gustaba que la llamase Vivi. El apodo se remonta a nuestra infancia. Cuando yo era niño, no pronunciaba la erre, y llamaba a mi hermana "Avil". Luego, comencé a llamarle "Vi" y...Bueno, cosas de críos. A ella nunca le gustó su mote "cariñoso" y aún se enfada cuando lo pronuncio.
En mi defensa, alegaré que ella también me puso un mote: "Xanxan". Si, si, ja ja, muy gracioso. Se que suena a nombre de personaje de anime japonés, pero viene de AleXANder. A Angelo le llama "Angi" cuando quiere ponerlo furioso.
De repente, la lluvia me sacó de mis ensoñaciones. Había comenzado a llover a mares.
Avril (que odiaba, odia, y odiará siempre la lluvia) corrió, maldiciendo en voz baja, hacia el portal más cercano, con Jake pisándole los talones.
Yo estaba a punto de seguirles, cuando vi que Angelo no hacía amago de moverse. Se había quedado ahí, parado, como si hubiese visto un fantasma.
Levantó la cabeza, exponiendo su cabello a la lluvia, y abrió la boca, para beber de esa fuente celestial.
Recuerdo que la primera vez que le vi hacer eso fue hace unos...¿Doce, diez años? Estábamos en el patio del instituto, jugando al fútbol, cuando comenzó a llover.
Yo me apresuré a resguardarme, corriendo a toda pastilla hacia la puerta. Cuando llegué a la puerta, me giré y vi a Angelo (Que no se había movido del sitio) con la cabeza levantada y girando sobre sí mismo.
Se reía como un loco.
En ese momento pensé que había perdido el juicio. Angelo era un chico callado y modesto. Hablaba utilizando monosílabos y era más bien antipático. Nunca se reía o sonreía.
Le dije que que si bebía mucha agua de lluvia, se iba a poner malo del estómago. Él sonrió (por primera vez desde que le conocí) y contestó:
Las gotas de lluvia son las lágrimas de Dios. No te hacen daño, te limpian por dentro y te sacan los malos sentimientos -
Supuse que Angelo había estado esperando aquello desde que se vino a vivir con nosotros. Necesitaba que lo ayudasen y que le "limpiasen por dentro", como él mismo había dicho. Necesitaba desahogarse.
Entonces fue cuando me di cuenta de que aquel muchacho de mirada triste tenía un lado que no quería mostrar al resto. Una faceta, una cara oculta que solo él conocía. Y, aquella tarde de lluvia, me hizo un regalo mostrándome esa parte de él. Lo necesitábamos los dos; yo para conocerle un poco mejor y saciar mi curiosidad y él, para desahogarse con alguien, porque si no, explotaría.
Me uní a él y estuvimos girando sobre nosotros mismos, hasta que no pudimos más y caímos al suelo, muertos de risa y de cansancio. Desde entonces, Angelo es mi mejor amigo.
Esa tarde, aquel chico flacucho y desganado, se mostró claro y transparente, como las gotas de lluvia que habíamos bebido"
Gracias por haber leído.